sábado, 14 de abril de 2012

TEMA 11. PROSA SIGLO XX

















La portada de una novela de Thomas Mann sugiere el análisis penetrante con que este autor supo desentrañar los mecanismos de la familia burguesa.









LA NOVELA DEL SIGLO XX

La herencia de la novela realista

Los grandes autores del Realismo hicieron de la novela un arca inmensa en donde cabía todo.

Los cambios de finales de siglo (la revolución

Los novelistas de principios del siglo XX supieron aprovechar las conquistas del Realismo. Sus novelas son un ejemplo de laboriosidad y habilidad, de talento también. Pero hay algo que falla: el dominio absoluto del novelista sobre la novela. Al leer a los novelistas del pos-realismo se advierte que todo está demasiado claro, demasiado "bien hecho" desde el punto de vista técnico. Falta esa tensión, ese esfuerzo, que el artista de genio desarrolla ante su obra. El lector siente que el relato está muy "bien escrito", como si el autor empleara fórmulas ya conocidas.
Algunas innovaciones de la novela realista


En Fortunata y Jacinta, Galdós nos relata algo que conoce de antemano.

Ya no es necesario que el lector ejercite su paciencia con las cien primeras páginas de la novela para llegar a la acción que el autor se propone contar. Es frecuente que el relato se inicie repentinamente captando la atención del lector desde el primer momento. Las largas descripciones , los retratos psicológicos y el desarrollo de la acción se aligeran, se suministran poco a poco para no cansar. La novela puede empezar en un momento de gran interés y retroceder después en el tiempo para explicar al lector el pasado de los personajes.

El autor prefiere pasar desapercibido que no se note que es él quien narra. El autor se distancia así de la obra , el lector tienen la impresión de que el relato se cuenta a sí mismo, que entre la obra y él no hay nadie más.

En cambio, la proximidad entre el personaje principal y el lector se hace mayor. Parece como si se estuviera en la misma conciencia del personaje, sabiendo lo que siente y piensa en el mismo momento en que sucede.

El problema de la perfección realista

Cuando la perfección se convierte en cosa de todos los días, es necesario desconfiar de ella. Es muy probable que esa perfección, tan al alcance de la mano, tenga más de rutina que de auténtica creación artística. Un lector experto sabe apreciar las grandes semejanzas de muchas de estas novelas; semejanzas en la manera de escribir, aunque el tema sea distinto. Las técnicas utilizadas por estos novelistas-la forma de describir, de analizar, de dosificar la intriga, la sucesión de peripecias en el relato..l.- son muy parecidas de una novelas a otras. Por eso se tiene la sensación de que es un modo de escribir prefabricado.

La otra novela

Mientras la novela realista tradicional se prolongaba durante el siglo XX y se perfecciona, otra novela más inquietante, más desconcertante para el lector, empieza a abrirse paso lentamente. La otra novela no parte de la idea de que todo cuanto pasa en el mundo es explicable y comprensible; al contrario el ser humano y lo que rodea a éste escapa siempre a una explicación total.

Al leer "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust el lector se da cuenta de que cuanto más sabe del personaje menos lo conoce. Es decir, que nunca terminará de conocerlo. Los autores de esta otra novela no intentan despojar de sus secretos a los personajes, porque no cree además que el autor está obligado a saberlo todo.

La hora del lector.

Como en la obra de Kafka, en este cuadro del pintor francés Chagall se mezclan recuerdos, visiones de ensueño, ideas confusas y absurdas....

Esta función pasiva del lector frente a la novela realista se hace necesariamente activa en la otra novela. Al no quedar todo explicado, el lector se siente impulsado a buscar, a decidir, a interpretar el sentido de lo que hacen, dicen y sienten los personajes. El novelista renuncia de antemano a explicar cómo son los protagonistas,
los deja frente al lector con toda su complejidad, tal como sucede en la vida real, donde nadie, nos explica cómo son los que nos rodean.

Dentro de esa tendencia inquietante para el lector, de no dejar totalmente explicado lo que sucede en la novela, ocupa un lugar de primer orden la obra del checo Kafka.Sus obras "El castillo" y "El proceso" son relatos inexplicables, cargados de intriga, pero de una intriga que no se resuelve. Otras veces, en cambio, los acontecimientos narrados surgen de la conciencia del personaje, en toda su confusión y su caos .

No hay comentarios:

Publicar un comentario