Y cuando ve el pastor baxar los rayos
del gran planeta , al nido donde alberga
y oscurecer las partes d´Oriente.
En pié se pone, y con la usada verga
dexando el campo, y sus alegres mayos
mueve el rebaño suyo suavemente.
Después lexos de gente
o cabaña, o espelunca
de verde rama enjunca
y estiéndese a dormir sin pensamiento.
Ay cruel Amor, m´ahazes tú enctonces intento,
d´una fiera seguir que me destruye,
la boz, passos, sin tiento
y a ella no domas, que se esconde, y huye.
FRANCESCO PETRARCA
CANCIONERO
domingo, 7 de febrero de 2010
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