martes, 17 de noviembre de 2009

ELECTRA. SÓFOCLES

LA VENGANZA DE ELECTRA


ORESTES

¿ Qué pretendes de mí?

ELECTRA

Que me dejes hartarme del gozo de verte tras tanto de ausencia sufrir.

ORESTES

Pues, ¿a quién sino a ti ver deseo?


ELECTRA

Luego, ¿ Otorgas?

ORESTES

Y ¿cómo no?, ¡hermana!


ELECTRA

i Oh, amigas! Escucho -y tenía perdido de oír la esperanza-
su voz .,. , y ni ceso en mis iras ni prorrumpe en gritos mi garganta. Te tengo en mis brazos y tengo presente tu querida cara que ni ausencia ni tantos dolores del recuerdo pudieron borrar.

ORESTES

Pero me dejas de decir lo más importante, pues ni sé todavía de la mala mujer que me engendrara ni de cómo se alzó con la paterna herencia Egisto la cual dilapida;
y desaprovechamos la oportuna ocasión con charlar tanto. Dí en breve cómo conviene obrar, si dando el rostro o a mansalva, para parar los pasos a los que se nos ríen enemigos.

Cuida que cuando entremos en palacio no noten en tu cara el brillo alegre para que lloren en su error cegados; y, una vez que la suerte nos socorra, alegrarmos podremos en seguro.

ELFfTRA

Dispón, hermano; que lo que dispongas me será grato, que tu gusto siempre, no el mío pretendí; nada me alegra si no te es grato a ti; nada más bello que remar hoy con próspera fortuna.

Te diré, ¿cómo no?, cuanto aquí ocurre; Egisto no está en casa, pero en casa está la madre de quien no temas que en mi cara ha de ver brillar la risa; pues enojo tan grande en mí ha engendrado, que, aun viéndote a ti, no podrá el gozo secar el llanto, puesto que ella un día
me mató a ti a quien ahora veo vivo. Ansiando estoy que ejecutar me veas, pues tal pienso portarme que si el padre resucitado lo escuchase, verlo para creerlo necesitaría.
Traza tu plan y empieza, que yo oigo. i Ojalá que, si errásemos, mío solo fuese el error; yo alegre me salvara o con gesto gallardo moriríamos!


ORESTES

¡ Calla! Que siento por el atrio pasos de alguien que llega.


ELECTRA

Pues salid, amigas, con diferente comisión: las unas de que nadie se llegue a los palacios; las otras, de que nadie de ellos salga.


CORO

¿Por qué sales fuera?


ELECTRA

Porque no los sorprenda Egisto dentro.


CLITEMNESTRA

¡Ah! Sin ningún amigo
y llenos de asesinos estos techos ...


ELECTRA

¿Alguien, no lo escucháis? Ahí dentro grita.


CORO

Ya lo oigo, y de terror tiemblan mis miembros.


CLITEMNESTRA

¡Ay de mí, pobre, ay! Egisto, ¿no me oyes?

ELECTRA

¿La oís? Otra vez grita.

CLITEMNESTRA

iHijo, hijo!, tenednos compasión, ¡ soy tu madre!

ELECTRA

No ha de haberla,
como no la tendría el padre muerto.


CORO

i Oh, ciudad, oh familia desgraciada, día tras día por el sino adverso perseguida!


CLITEMNESTRA

Soy muerta!

ELECTRA

Da, secunda
el golpe si no es cierto.


CLITEMNESTRA

¡Aún otra vez!


ELECTRA

Esos son para Egisto.

CORO

Se cumplen vuestros ruegos.
Los muertos surgen y demandan sangre, y se abrevan en la de recién muertos
los en tiempos antiguos degollados.

Tintas en sangre las manos les veo
de las víctimas de Ares inmoladas ...
y sus crueldades a culpar no llego.



SÓFOCLES Electra

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