jueves, 12 de noviembre de 2009

ORESTES. EURÍPIDES

ORESTES,
JUGUETE DE LOS DIOSES


MENELAO.-¡Oh dioses! ¿Qué veo? ¿Es un muerto el que veo?
ORESTES. - Verdad dices. Ya no vivo, en efecto, a causa de mis males, aunque veo la luz.
MENELAO. - ¡Qué manchada y desgreñada está tu cabellera, oh desdichado!
ORESTES. - No es mi apariencia, sino que son mis acciones las que me atormentan.
MENELAO. - i Con qué ojos tan horribles miras bajo tus párpados enjutos!
ORESTES. - Mi cuerpo se ha desvanecido; pero me queda el nombre que me pusieron.
MENELAO. - i Oh, cuán desfigurado me pa­reces, contra lo que esperaba!
ORESTES. - Soy el asesino de mi desventurada madre.
MENELAO. - Ya lo sé. Prescinde de contar esa desgracia.
ORESTES. - Prescindo; pero el demonio es pródigo conmigo en males.
MENELAO. - ¿ Qué te sucede? ¿Qué mal te atormenta?
ORESTES. - La conciencia, por la cual com­prendo que he cometido una acción horrible.
MENELAO. - ¿ Qué dices? De sabios es hablar con claridad y no de una manera oscura.
ORESTES. - Me consume una grandísima tristeza.

MENELAO. - Se trata de una divinidad terrible, pero exorable.
ORESTES. - Y los furores vengadores de la sangre de mi madre.
MENELAO. - ¿ Cuándo comenzaste a ponerte furioso? ¿ Qué día?
ORESTES. - Desde el día en que abrumé con un montículo de tierra a mi desdichada madre.
MENELAO. - ¿Estabas en la morada o junto a la pira?

ORESTES. - Era de noche, y velaba para recoger sus huesos.
MENELAO. ~ ¿Había allí alguien para sostener tu cuerpo?
ORESTES. - Pílades, que había cometido conmigo el asesinato sangriento de mi madre.
MENELAO. - ¿ Qué espectros te atormen­tan?
ORESTES. - Me parece ver a tres doncellas semejantes a la Noche.
MENELAO.-¡Ya sé de quiénes hablas, pero no quiero nombrarlas!
ORESTES. - En efecto, son sagradas, y haces bien en evitar el nombrarlas.
MENELAO. - ¿ Te atormentan a causa del asesinato de tu madre?
ORESTES. - Es la persecución la que me atormenta miserablemente.
MENELAO. - No es injusto que los que han cometido acciones terribles sufran penas terribles.

ORESTES. - Pero tengo una disculpa en esta desgracia ...
MENELAO. - No hables de la muerte de tu padre, porque eso no sería una razón justa.
ORESTES. - Febo es quien me ha ordenado llevar a cabo el asesinato de mi madre.
MENELAO. - ¿Acaso no conoce lo honrado ni lo justo?
ORESTES. - Estamos sometidos a los dioses, cualesquiera que los dioses sean.
MENELAO. - Y después de eso, ¿no te socorre Loxias en tus males?
ORESTES. - Está esperando; los dioses son así
MENELAO. - ¿ Cuánto tiempo hace que expiró tu madre?
ORESTES. - Hoy hace seis días. Todavía está caliente la pira sepulcral.
MENELAO. - ¡ Diligentes han sido las diosas para reclamarte la sangre de tu madre!
ORESTES: - Para los que amo he sido un amigo inhábil, pero sincero.
MENELAO. - ¿De qué te ha servido haber vengado a tu padre?
ORESTES. - De nada todavía; pero creo que esperar es estar inactivo.
MENE[AO. - ¿ Y qué sienten por ti los ciudadanos desde que has hecho eso?
ORESTES. - Les soy odioso, hasta el punto de que no me hablan.

MENELAO.-¿No te has purificado de esa sangre las manos, con arreglo a las leyes?
ORESTES. - Me echan de las moradas adonde me acerco.
MENELAO. - ¿ Qué ciudadanos son los que quieren echarte de esta tierra?
ORESTES.-Ayax, que imputa a mi padre un crimen ante Troya.
MENELAO. - Ya comprendo: te castigan por la muerte de Palamedes.
ORESTES. - No tuve parte en ella, y sin embargo estoy irrevocablemente perdido.
MENELAO. - ¿ Qué otro más? ¿Alguno entre los amigos de Egisto?
ORESTES. - Estos me abruman a ultrajes, y la ciudad les obedece ahora.
MENELAO. - ¿ Te permite la ciudad que lleves el cetro de Agamenón?
ORESTES. - ¿Cómo, si ni siquiera me permiten vivir?
MENELAO. - ¿ Qué hacen? ¿Me lo puedes decir con certeza?
ORESTES. - Hoy se dictará una sentencia contra mí.
MENELAO. - ¿ Serás desterrado, condenado a muerte, o no?
ORESTES. - Seré condenado a muerte, lapidado por los ciudadanos.
EURÍPIDES Orestes. (Traducción en prosa.)

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